domingo, 21 de junio de 2009

¡Los viernes, milagro!

Cuando era más joven, no quería creer en Dios, y odiaba todo lo que olía a curas e Iglesia. Aunque también he de reconocer que rezaba por las noches si tenía pesadillas.

Cuando era menos joven me casé por la Iglesia y de blanco, aunque había jurado que jamás pisaría una iglesia, y menos casaríame de blanco.

Cuando tuve dos hijos empecé a creer en Dios.

Cuando murieron mis padres, recé a Dios para que existiera y cuidara de ellos.

Hace dos días sucedieron dos hechos transcendentales para mí:
Eran las 6:30 h. de la mañana y uno de mis hijos no había llegado a casa, ni llamado, ni nada. Recé con todas mis fuerzas y rogué para que no le hubiera pasado nada. A los pocos minutos, me llamó y apareció en casa poco después.
Mi otra hija salió del trabajo, cogió el coche aparcado en una esquina , miró a los lados antes de salir, no venía nadie... intentó arrancar y no pudo, el coche estaba bloqueado, miró el freno de mano y estaba quitado, en ese momento pasó un autobús a toda leche, ella volvió a intentar arrrancar y el coche funcionó...

Hoy creo en Dios.
Gracias Dios, aunque a veces no te entienda.

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